
Nicolás Poussin: “Et in Arcadia ego”, 1638-1639. Óleo sobre
lienzo, 85*121 cm; Museo del Louvre, París.
Esta pintura me gustó porque
muestran a cuatro personas, de las cuales podemos observar que tres tienen
largos palos para apoyarse al caminar por un lugar rocoso (como una montaña), por lo que podemos decir que caminan mucho y
otra persona, la cual va mejor vestida que los demás. Puedo observar que las tres personas tratan de
enseñarle algo sobre una construcción a la mejor vestida, sin embargo la mujer no pone
la mínima atención. En los rostros de las tres personas se muestran
tres expresiones que los humanos damos al demostrar algo: el de túnica
azul está tan concentrado en su explicación que no se da cuenta de que lo ignoran; el de túnica rosa le da igual lo que piense la otra persona;
el de túnica naranja está desconcertado por la falta de atención.
¿Se sentirán
así los profesores al dar clase?

Anton van Dyck: “Carlos I de Inglaterra” h.1635. Óleo sobre lienzo, 266*207 cm; Museo del Louvre, París.
En la pintura encontramos a tres personas, una de la
cual supongo que es Carlos I e Inglaterra (personaje que desconozco) ya que, a
diferencia de los demás, podemos
ver en su expresión aire de
superioridad, sin descartar las brillantes herramientas que porta. Una persona
es tapada por la otra por lo que no sabemos qué está haciendo, sin embargo de la persona que tapa a la
otra podemos deducir que es el asistente de Carlos I, ya que lleva cargado un
saco del color de los pantalones de su amo y está cuidando al
caballo. El animal está agachado, en una posición
común de los
caballos para comer o beber algo, lo que nos dice que, junto con los colores
del cielo, es tarde en la imagen, tal vez la hora en la que las tres personas llegaron
al lugar mostrado después de un
largo viaje, lo que explicaría la cara de Carlos I: es superior por haber llegado
a su destino.

Miguel
Ángel: “La creación de Adán”.
Esta pintura, fracción de la obra de arte localizada en la Capilla
Sixtina, me gusta por el mensaje renacentista que se transmite. Tenemos claro
que en el renacimiento la religión se perdió (menos en
España) y esta imagen lo plasma muy bien. Del lado
derecho tenemos a un señor grande de
edad sostenido por personas inocentes (niños) al que representa a Dios y del lado izquierdo tenemos a Adán recostado en una roca. Claramente vemos a Dios
dando su mejor esfuerzo por alcanzar la mano de Adán (y simbolizar la unión entre humanos y Dios) y de lo contrario, vemos a
Adán recostado
sin esforzarse por alcanzar la mano de Dios (está recargado en
la rodilla) siendo Dios el único que se esfuerza por la unión. Esto nos plantea lo siguiente: ¿Quién es más poderoso: Adán (el
hombre) o Dios?
Manuel Alejandro Rabling Morán
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